- El Instituto de Astronomía desarrolla software que procesa más de 200 mil imágenes de la constelación de Orión; el mapeo cubrirá zonas aún inexploradas del medio interestelar
Ciudad de México.- Científicos del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM colaboran con expertos del Sloan Digital Sky Survey (SDSS) para desarrollar el mapa más detallado del medio interestelar de la Vía Láctea. Para lograrlo, diseñaron un software denominado Data Analysis Pipeline, herramienta clave que permite procesar con alta precisión las imágenes obtenidas por esta colaboración internacional.
Sebastián Francisco Sánchez Sánchez, investigador del IA, explicó que este proyecto aplica una técnica espectroscópica pionera, la cual ya arrojó resultados concretos: la captura de la constelación de Orión mediante 200 mil imágenes individuales. Esta región representa menos del 1% del área total que se planea mapear.
El software, desarrollado en el IA y publicado en The Astronomical Journal, corrige el continuo estelar y permite recuperar parámetros como el flujo, ancho equivalente, velocidad sistémica y dispersión de velocidad con alta exactitud.
Las observaciones se realizan desde el Observatorio Las Campanas, en el desierto de Atacama, Chile, mediante una red robótica. Este sistema, ahora completamente operativo, permitirá analizar el gas y el polvo interestelar con una profundidad sin precedentes, fundamentales en los procesos evolutivos de las galaxias.
Sánchez explicó que la espectroscopía de campo integral, tecnología que descompone la luz para estudiar la composición de galaxias cercanas, ha permitido entender mejor el ciclo de formación estelar y el equilibrio entre estrellas masivas y menos brillantes.
El objetivo final es comprender mejor los elementos químicos que propician la formación de planetas y, potencialmente, la vida. Para ello, los astrónomos necesitan observaciones detalladas a escalas pequeñas dentro de nuestra propia galaxia.
Este propósito motivó la creación del Local Volume Mapper (LVM), un sistema robótico compuesto por cuatro telescopios con lentes gran angular, conectados a potentes espectrógrafos. Su diseño único permite elaborar un atlas espectral del gas interestelar como nunca antes.
Con cada observación, el LVM cubre un campo comparable al tamaño de la Luna. Hasta ahora, se han logrado cerca de ocho mil observaciones, que representan alrededor del 20% de la superficie objetivo. La tecnología incluye espejos móviles llamados siderostatos, que enfocan la luz hacia unidades ópticas especiales para una exploración precisa y amplia del cielo nocturno.
El trabajo conjunto de la UNAM y el SDSS podría redefinir la forma en que se entiende la evolución galáctica y los entornos compatibles con la vida en el universo.